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Filocap 2008/09

Seguimos con Heidegger...

Seguimos con Heidegger...

                                                                                                                                                                          María Rodríguez García

Después de apuntar a los escritos del propio Heidegger como fuente de explicación de un pensamiento no totalitario, añado unas palabras procedentes del libro Encuentros y diálogos con Martin Heidegger (1929-1976), de Heinrich Wiegand Petzet, gran amigo del filósofo durante casi cincuenta años. Se podría pensar que las palabras de Petzet están en cierto modo dulcificadas por el hecho de su amistad con el filósofo. Es evidente un tratamiento de cariño y afecto, pero también se hace evidente cómo Petzet aporta datos históricos y nombres concretos así como es capaz de reconocer su desconocimiento de cuestiones de la vida del filósofo, incluso de aquellas en las que podría mentir para beneficiar a Heidegger. Sin más demora, apunto las palabras que tratan de ofrecer otra perspectiva documentada sobre este episodio de la biografía del pensador alemán:

"Heidegger nunca proclamó la "teoría racial" oficialmente sancionada, ni, menos aún, le hizo un lugar en su pensamiento. No era un "racista", lo que significa que en él mismo, y no sólo en sus declaraciones como rector, faltaba el elemento crucial del nacionalsocialismo. Sírvanos de ilustración una pequeña anécdota que Heidegger me relató cierta vez, cuando durante una conversación surgió el tema del discurso rectoral, que tantos ataques le valiera. Durante el banquete que siguió a la ceremonia, el ministro, sentado a su lado, se dirigió a él diciendo: "Magnífico rector, no se ha referido usted al problema racial, ¿verdad?" A lo que Heidegger replicó cáusticamente: "Ah, ¿lo advirtió?". Después de lo cual la comida se desarrolló de en un clima gélido. Es que Heidegger no aprobaba las teorías raciales de los nacionalsocialistas, y menos aún su aplicación. "

En el libro, Petzet explica, además, cómo Heidegger accedió al cargo de rector porque quería dedicarse al desarrollo de los jóvenes en la universidad. Concentraba todo su interés en los jóvenes, y creía en una transformación de la universidad que nada tenían que ver con las pretensiones nacionalsocialistas. De hecho, aceptó el cargo de rector después de alguna que otra negativa porque consideraba que así podría cumplir sus propósitos con respecto a la universidad.

Más adelante, se refiere a su dimisión: "La dimisión al cargo de rector mucho antes de concluido su período podía ser considerada una provocación, y costarle, además del cargo, también su cátedra. Pero no veía otra posibilidad. Había hecho oídos sordos a los reclamos provenientes del ministerio para que destituyese a dos de los decanos designados por él- Möllendorf en Medicina y Erik Wolfen Ciencias Jurídicas-. Se trataba en ambos casos de hombres que no eran nacionalsocialistas, sino estudiosos ampliamente reconocidos, cuya designación sin duda realzaba el prestigio de la universidad. Pero en Karlsruhe no opinaban lo mismo; el objetivo perseguido por el ministerio, con el apoyo solapado de ciertos círculos de la Universidad, cuyo descontento se veía incrementado por la antipatía que les provocaba un personaje famoso como Heidegger, era cambiar completamente el cariz de la Universidad de Friburgo, considerada insuficientemente "teñida" por la política del Partido. Cuando en febrero de 1934 el ministerio exigió categóricamente la destitución de los decanos mencionados, Heidegger declaró que nunca haría tal cosa y presentó su renuncia. De este modo, llevaba a cabo la decisión que ya había tomado pero que no cobraría estado público hasta que el diario Freiburger Presse publicara la noticia de la designación de un nuevo rector, ensalzado como "el primer rector nacionalsocialista" y sin mencionar a Heidegger, quien no estuvo presente en el acto de transeferencia del cargo."

A título personal creo que estas últimas palabras así como la noticia publicada en el diario mencionado, son significativas a la hora de considerar a Heidegger como pensador nacionalsocialista, pues se demuestra como incluso, ni los propios miembros del partido, lo consideraban ideológicamenta afin a los principios del nacionalsocialismo. Para concluir, reproduzco otras líneas de Petzet que relatan una conversación con Heidegger en 1947, en la que el filósofo le confiesa lo que muchos ni siquiera hoy imaginan:

"Mi relato de que, ya sobre el final de la guerra, cuando me encontraba en Ausburgo, un comentario imprudente prácticamente me habría costado la vida, dio finalmente pie a Heidegger para referirse a todas las iniquidades que había padecido y a los peligros que había corrido. La luz del escritorio, que alumbraba tenuemente la estancia, se había extinguido ya, pues el suministro eléctrico se cortaba durante la noche, sumiendo en sombras la ciudad. Permanecimos dos horas completamente a oscuras, sólo escuchando nuestras voces. Quizá fue esta situación, que suprimía todo lo accesorio, la que permitió que nuestro diálogo se hiciera cada vez más franco y familiar (...) Habló del invisible y progresivo acorralamiento del que había sido presa, mientras seguía a cargo de su cátedra sin sobresaltos aparentes; de cómo se le había denegado la aprobación para publicar nuevos escritos, o de cómo se trataba la edición de los que habían sido autorizados; de cómo se enteró luego de que existía un expediente donde se reunía "material" acerca de él, y que se lo vigilaba permanentemente desde que habían cobrado estado público algunas frases, demasiado explícitas, que dijera en sus lecciones. Y cómo en una oportunidad  un estudiante de cierta edad,que participaba de sus seminarios, se le había acercado para anunciarle que era agente de la Gestapo y que tenía orden de vigilarlo, pero que en vista del trabajo que hacía en los seminarios, se sentía incapaz de seguir llevando adelante esa tarea de traición. Pero que su silencio ya se había dilatado demasiado, y por eso quería ponerlo al tanto de la situación, antes de que tal vez una orden más grave lo privase definitivamente de  su libertad. "Hablamos largo rato -recordó Heidegger-. Se trataba de un hombre excelente. No he vuelto a verlo, fue trasladadoo al frente, donde murió"

Espero que este acercamiento contribuya a no cerrar el debate acerca de la supuesta adhesión al nacionalsocialismo de Heidegger.

 

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