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Filocap 2008/09

Unas Lineas sobre lo de la Pedagogia y la Didactica

Unas Lineas sobre lo de la Pedagogia y la Didactica

“Palabras, palabras, palabras…”, decía Amleto.

Incluso hablar de mi actitud crítica respecto a la pedagogía y a la didáctica me aburre.

Sin embargo, aquí tengo la posibilidad de criticarlas…pero esto no me alivia.

Escribo estas lineas durante las horas del curso de Didáctica General, resignada al fracaso de todos mis esfuerzos.

Hasta ahora he intentado, responsablemente, escuchar a este hombre que tanto quiere su trabajo; pero desgraciadamente no consiguo llegar al final de ninguna de sus explicaciones.

Tengo también fuertes dudas que se pueden llamar explicaciones, estas cadenas de frases larguísimas y perfectas que parecen ser dictadas por una voz ajena, gravada en otro planeta de nuestro sistema solar…otro planeta en el que los seres alcanzan todos los objetivos y las competencias, y las metodologias a las que reducen a sí mismos.

El profesor nos repite, parece casi de memoria, todo lo que sabe, todo lo que ha aprendido en su experiencia como psicólogo, pedagogo, didacta y estudioso de las ciencias de la formación.

(Con estos títulos se ha presentado, hace un mes).

Lo repíte como si estuviera leyendo un libro abierto, un manual tan bien redactado que no le falta el mínimo detalle; más bien se podría decir que sea como su bíblia personal, desde la cual depende el extraordinario talento expositivo que nos enseña una organización del tema superlativa, llena de esquemas precisos cuyos contenidos siguen escrupulosamente un orden procedural que no deja ningún espacio a la torpe imaginación.

Siempre me ha gustado el orden.

Estoy convencida también del hecho que una “lección magistral” tenga que respectar el sumo fín de la “transmisión de las informaciones”.

¿Porqué entre comillas?

Os querría decir lo que pienzo de verdad, de una vez y para siempre, siendo mucho mas explícita e inmediata, pero he aprendido a controlar mis “entusiasmos”, los que dependen de mi naturaleza impulsiva, del “fuego de mis signos”.

Lo siento, no puedo.

Tengo demasiado respeto para las personas y sobretodo para el conocimiento humano.

En resumida cuentas: justificaré mi agudo sarcasmo y luego se verá.

No es cuestion de tener o no tener razón. Sólo, cada vez, de entrenarla…

!¿Qué me atrevo a decir en contra de disciplinas tan importantes y fundamentales de los sistemas educativos de nuestras naciones?!

He empezado confesando el lugar donde me encuentro: estoy siguiendo mi sexta clase de didáctica general.

¿Qué es la didáctica general?

¿Para qué sirve precisamente?

Estas probablemente son dos preguntas filosóficas…

El filósofo es el que se hace preguntas o, mejor dicho: el filósofo es el que SABE cuales preguntas hacer.

Sócrates, el filósofo “por excelencia” de todos los tiempos, sabía siempre que tipo de preguntas formular y como proponerlas a sus interlocutores.

Cuando hay algo que no comprendo me enfado, !siento que carezco de ser!, y me meto con mi ignorancia haciéndole preguntas como estas.

¿Qué es?

¿Para qué sirve?

¿De dónde viene?

¿A dónde va?

!Puede parecer obsesivo!

Pero sigo, y además me pregunto:¿qué es la pedagogía?

¿Para qué sirve esta misma?

Busco los significados, leo las definiciones, me enamoro en fín de los sentidos.

Estos últimos son los que más se acercan a la esencia, al nudo de la verdad.

>La palabra didáctica deriva del griego didaktikè ("enseñar") y se define como la disciplina científico-pedagógica que tiene como objeto de estudio los procesos y elementos existentes en la materia en sí y el aprendizaje. Es, por tanto, la parte de la pedagogía que se ocupa de los sistemas y métodos prácticos de enseñanza destinados a plasmar en la realidad las directrices de las teorías pedagógicas.

>La pedagogía es la ciencia que estudia a la educación como fenómeno típicamente social y específicamente humano. Usualmente la letra Pi (π) se utiliza como símbolo de la pedagogía. El etimológico está relacionado con el arte o ciencia de enseñar. La palabra proviene del griego antiguo παιδαγωγός (paidagogós), el esclavo que traía y llevaba niños a la escuela. De las raíces "paidos" que es niño y "gogía" que es llevar o conducir. No era la palabra de una ciencia. Se usaba sólo como denominación de un trabajo: el del pedagogo que consistía en la guía del niño. También se define como el arte de enseñar.

Bueno, me he informado. Ahora mismo me encantaría sobrepasar la disciplinada fase de la “adherencia al deber científico”, y encender mi luz interior. Quiero que mis futuros alumnos se enciendan también, de una pasión rara para sí mismos, para todo lo que les puede sorprender día a día. Quiero que aprendan a conservar esta pequeña luz que calienta el espíritu, nunca sacrificando o renunciando a la pureza con la cual los niños que fueron se acercaban a los misterios de la vida. Quiero devolver las palabras a sí mismas, liberándolas de la clausura específica de los conceptos, o de cualquiera pretensa de sistematización que las transforme en definiciones cerradas, en parálisis de la inteligencia. Si es posible una inteligencia es posible precisamente porque el pensamiento humano es una actividad en continuo movimiento y desarrollo. Es un “moto perpetuo”. (Sabios orientales han intentado enseñarnos el respeto para su infinita complejidad...) Entonces, la pedagogía es la ciencia del conducir a los jóvenes, o sea de explicitar la paideia. La paideia es el educar a la complejidad, es decir educación al encuentro, a la fricción que se produce entre la inteligencia y la materia; una fricción que nos invita a ejercitar la confrontación y la verificación, y que desconfía del lugar común, de un conocimiento lineal, progresivo y acumulativo del saber. Es esta una “praxis”, (una norma, una rutina), que por el “dato cierto” quiere revelar los mecanismos de constitución y someterlos a otro tipo de análisis, que sea como un proceso de continuo descubrimiento, un proceso en que el “yo”, el sujeto, siempre está implicado. ¿Acaso ese estupor, esa maravilla no llega siempre desde la conciencia lista, desde la mente viva, desde el alma receptiva de una persona? Es algo como una “erótica del saber”, parafraseando Platón: se busca sentido en la realidad porque lo necesitamos desesperadamente, porque sin ello no podríamos seguir existendo. No sobreviviremos a nosotros mismos, al escándalo terrible de nuestra presencia injustificable en el universo... Y en el encuentro con los fenomenos que interrogamos, a los que pedimos un cambio de reciprocas facultades, la de iluminar y la de ser iluminados, en ese rito filosófico se produce la chispa de la multiforme comprensión, tan diferente de las cenizas de la mera explicación (me recuerdo esta diferencia paradigmatica de la cual supo hablar por primera vez Jaspers); pues entonces no hay que endurecerse en conductas univocas que sólo crean en el dios de la pura racionalidad, porque nuestra existencia representa y es, por supuesto, todo excepto pura y racional... ¡Qué mentirosas son las palabras que mueren en la boca de sus esclavos! ¿Qué pasa cuando esa chispa de la comprensión se anima? Que se registra un nuevo descubrimiento, un hallazgo ‘genial’ porqué corresponde al ‘genio’ individual de cada persona. Si la paideia es educación, no puede ser interpretada simplemente como instrucción sino como la capacidad de dejar signos perennes en los que aprenden. Ese tipo de enseñanza nos acostrumbra a preguntar, a problematizar, a crear significados que tengan sentido, que sean penetrados por la verdad; es una búsqueda continua en la que se intenta, se experimenta una actitud diferente; como la de fiarse de las huellas y de los indicios, nunca de los datos fijos, pre-establecidos; cultivar una desconfianza para la “letra” de las cosas y una astuta fianza en el misterio de la aparencia. Paideia como persistencia del estupor del “puer” frente al mundo, cuya complejidad se tiene que custodiar como un tesoro: esa maravilla que, como nos enseñan Aristóteles y los sabios griegos, es el único comienzo del amor para la sabiduría.

He encontrado unas pocas palabras de Giovanni Papini, uno de los más importantes escritores italianos del Novecientos. Os las intento traducir, más o menos, para que podamos compartirlas:

La escuela...nos enseña muchísimas cosas no importantes que luego tendremos que desaprender, para que podamos aprender muchas otras a solos. Enseña muchísimas cosas falsas o discutibles y cuesta mucha fatiga liberarse de esas mismas, de hecho no todo el mundo lo consigue. La escuela acostumbra los hombres a creer que toda la sabiduría del mundo consista en los libros estampados; casi nunca enseña lo que un hombre tendrá que hacer efectivamente en su vida, para enfrentarse a la cual sirve un largo y fatigoso aprendizaje auto-didáctico”.

Es necesario que el profesor no sea un conferenciante a horas fijas, sino una guía, un excitador, un consejero siempre disponible. (...) Dejar trabajar los chicos a solos más bien que obligándoles a escuchar cosas que con más claridad y facilidad pueden encontrar en los libros; espolearles a las busquedas personales mas bien que plegarse las espaldas para emborronar con toda prisa lo que muchas veces podrían leer en otra parte con más comodidad y más reflexión. (...) Se consigue verdaderamente profundizar sólo lo que nos atrae más y que nosotros mismos hemos elegido”.

En fin, me alegraré siempre cuando encuentre un “profesor-seductor”. Un maestro que haya aprendido antes de todo a conducirme a otra parte, a esa parte más esencial que se esconde detrás de las palabras, mas allá de toda clase de definiciones y ambiciones pedagógico-didácticas, tan mentirosas cuanto mala puede ser cualquier tipo de jaula teórica o empírica.

P.S. Os dejo aquí un estracto de lo que he encontrado sobre el tema de la pedagogía en la página web de la enciclopedia Wikipedia italiana. Lo siento pero no he podido traducirla. Por supuesto, no siempre en Internet se encuentran noticias y datos correctos pero, de todas formas, leyendo la misma página en español esta me ha parecido más rica de elementos sobre los cuales reflexionar. Como veréis hay unos referimientos a España...

P.P.S. ¡Espero que me haya expresado de forma decente!

Pedagogia

La pedagogia (dal greco παιδαγογια, da παιδος (paidos) «il bambino» e αγω «guidare, condurre, accompagnare») è la scienza che studia il problema dell’educazione in un determinato ambiente sociale, suggerendone gli orientamenti per risolverlo razionalmente.

Brevi nozioni storiche

La pedagogia esisteva già al tempo di Omero, di Socrate, Platone e Aristotele, ed era intesa come formazione etica del cittadino. Il modello educativo vigente nella polis ateniese era chiamata "Paideia", ed era articolata in due rami paralleli: la paideia fisica (cura del corpo) e la paideia psichica (l’educazione del fanciullo secondo i valori della democrazia ateniese).

La filosofia educativa cristiana invece trasferisce il problema dell’educazione, da un fatto strettamente filosofico ad una questione morale e teologica (S. Agostino e s. Tommaso d’Aquino). Durante l’Illuminismo si sviluppa il pensiero sostenente il libero sviluppo delle facoltà individuali (Locke, Jean-Jacques Rousseau) e da cui derivano varie altre teorie educative (es. quella che attribuisce al gioco una funzione educativa). Sul finire del 1800 la pedagogia viene definitivamente considerata una scienza.

Teorie pedagogiche

La pedagogia si fonda sul concetto di educabilità dell’individuo: secondo questo principio egli è educabile in ogni fase della sua vita e quest’obiettivo è raggiungibile intenzionalmente e scientificamente.

Verranno ora confontati due modelli pedagogici contrapposti: quello basato sull’individuo (con riferimento a Immanuel Kant e Jean-Jacques Rousseau) e quello basato sulla società (con riferimento a Émile Durkheim).

  • La teoria kantiana si fonda su una smisurata fiducia nei confronti dell’individuo. Egli viene visto come un possibile protagonista del miglioramento della società, purché formato in maniera appropriata (impedendogli il contatto diretto con la realtà... che altrimenti potrebbe “corromperlo”). Jean-Jacques Rousseau, nell’ “Emilio o dell’educazione”, propone un sistema pedagogico esterno alla società, analogamente alla teoria kantiana. Il problema della teoria kantiana-rousseauniana è che l’educatore può insegnare al bambino tutto ciò che riguarda i costumi, leggi ecc., ma questa, senza una diretta e concreta esperienza reale, rimane pura e semplice teoria astratta e ben difficilmente potrebbe portare successi sostanziali.
  • Durkheim si colloca in antitesi rispetto a Kant. Egli è recalcitrante all’idea di educare secondo i principi kantiani, giacché il tutto si ritorcerebbe contro l’individuo se questi non rispettasse le regole, a lui sconosciute, in vigore in quella determinata situazione sociale. Durkheim sostiene l’idea di una pedagogia indissolubilmente legata all’esperienza diretta nella società, attribuendo maggior importanza all’educazione impartita dalla società piuttosto che a quella data dagli insegnanti. Oggi la pedagogia è più che altro un metodo interdisciplinare che si avvale delle esperienze della psicologia, della sociologia, della filosofia ecc.

Pedagogia Libertaria

La pedagogia è una delle tematiche ritenute più importanti in ambito libertario e spesso fonte di discussione. Non di rado, la parola pedagogia è stata utilizzata per giustificare sistemi educativi autoritari e repressivi, che impediscono al fanciullo di strutturare le proprie conoscenze in funzione dei propri bisogni, desideri e delle proprie capacità fisiche ed intellettive.

I libertari, al contrario, attribuiscono alla pedagogia una valenza positiva, soprattutto perché i bambini, con le loro domande, tendono a mettere tutto in discussione (...cosa c’è di più libertario che respingere verità preconfezionate e porsi in continuazione domande, proprio come fanno i bambini?).

I fini della pedagogia libertaria sono quelli di conseguire un metodo d’apprendimento che consenta alle persone di sviluppare liberamente le proprie attitudini, senza l’intervento di alcuna autorità. La pedagogia libertaria, facendo proprie le considerazioni di Lev Tolstoj, tende a separare il concetto di "educazione" da quello di "cultura", ossia, in pratica, a distinguere gli "uomini educati", ma sottomessi, dagli "uomini liberi".

Breve storia del pedagogismo libertario

Alcuni libertari come Francisco Ferrer y Guardia, Sébastien Faure, Lev Tolstoj, Louise Michel e altri, con i loro testi e le loro esperienze dirette, hanno contribuito a sviluppare la nascita di questa corrente di pensiero.

L’esponente più importante della pedagogia libertaria è stato lo spagnolo Francisco Ferrer y Guardia, fondatore nel 1901 della "Scuola Moderna" di Barcellona. Questa scuola si avvaleva di collaboratori eccellenti del tempo: il geografo anarchico Élisée Reclus, l’astronomo Camille Flammarion, lo scrittore e premio nobel Anatole France, il filosofo Herbert Spencer, il biologo Ernst Haeckel, gli anarchici Pëtr Kropotkin e Lev Tolstoj (Tolstoj già nel 1857 aveva fondato una scuola libertaria per fanciulli e adulti a Jasnaja Poljana).

L’Escuela Moderna si prefiggeva l’obiettivo di sottrarre i fanciulli al meccanismo autoritario dell’istruzione pubblica. Ferrer inoltre, insieme ad altri libertari interessati a proporre modelli educativi non repressivi (Lev Tolstoj, Pëtr Kropotkin, Louise Michel e Élisée Reclus), fin dal 1887 fonda la "Lega per l’educazione libertaria". Nel corso del tempo molti altri libertari hanno espresso considerazioni critiche sull’istruzione repressiva e autoritaria: uno dei primi è stato William Godwin. Egli riteneva che l’educazione istituzionale, controllata dallo Stato, mirasse a formare cittadini abituati ad essere governati e a sostenere menzogne quali il patriottismo (ossia a fiancheggiare il potere politico ed economico-capitalistico).

"il governo dipende sempre dall’opinione dei governati" (William Godwin).

Sulla base dei principi pedagogici libertari di Francisco Ferrer y Guardia, nel 1910, a Torino, Pietro Ferrero e Maurizio Garino fondano il Centro di Studi Sociali della Barriera di Milano (Torino), che successivamente si trasforma in “scuola moderna”, accogliendo tra i suoi "allievi" numerosi operai e proletari in genere.

In Spagna, soprattutto durante gli "anni ‘30" (XX secolo), venne rinvigorita la vasta tradizione educativa del movimento libertario, mediante la diffusione degli atenei libertari, nei quali furono alfabetizzati numerosi operai.

Negli "anni 50 e 60" (XX secolo) sono nate numerose scuole libere, denominate "free schools" (tra queste va ricordata la scuola britannica di Summerhill, creata da Alexander Sutherland Neill), di cui uno dei maggiori fautori è stato l’americano Paul Goodman. Goodman si oppone al sistema educativo dove l’individuo viene “vistato, classificato, abilitato e poi restituito alla società”. Per ovviare a queste problematiche egli suggerisce che alle aule, talvolta, si sostituiscano i luoghi autentici della vita quotidiana (strade, negozi, musei, fabbriche ecc.) e che si possa fare a meno anche degli insegnanti, poichè una persona che svolge un determinato lavoro è sicuramente più preparata del maestro scolastico.

Altri esponenti della pedagogia libertaria sono stati: Paul Robin divulgatore delle teorie neomalthusiane e precursore della pedagogia moderna; Sébastien Faure che, nel 1904, creò presso Rambouillet una scuola libertaria denominata «La Ruche»; Elizabeth Ferm che, nel 1920, divenne direttrice della Scuola Moderna di Stelton (anche chiamata Scuola Ferrer).

Alcuni altri sono stati particolarmente radicali nel loro pensiero educativo libertario: l’austriaco-messicano Ivan Illich proponeva la descolarizzazione e l’apprendimento diretto dei concetti (<<la scuola ha alienato l’uomo da ciò che apprende... Ad ogni latitudine, sotto ogni regime e comunque venga propinata, l’istruzione inculca nell’allievo l’idea che l’istruzione stessa non ha valore se non si acquista a scuola e che ciò che conta è avere "titoli" per riuscire nella vita e che è più importante apprendere cose sul mondo che non trarre il proprio sapere dal mondo>>), ancora più radicale appare Raoul Vaneigem con il testo "Avviso agli studenti" (1995).

Un esempio: la Escuela Paideia di Merida (Spagna)

La Paideia è una scuola alternativa (nata nel 1978) a quella classica. Situata a Merida (Spagna), qui convivono, durante tutto il giorno, bambini tra i 18 mesi e i 16 anni d’età, educatori, collaboratori, e osservatori. Gli alunni organizzano il tempo e la convivenza in collaborazione con gli educatori, autogestendosi in forma assembleare e mediante commissioni composte da ragazzie di diversà età.

La scuola cerca inoltre di incentivare la cooperazione e la critica alla società in una prospettiva anarchica, attraverso il rispetto di alcuni principi: negazione dell’autorità, lotta contro la violenza, la competitività e il consumismo.

Le finalità della scuola sono ben spiegate dalle parole di Josefa Martin Luego: <<Noi siamo inclini alla linea di Ferrer. Inizialmente fummo anche in accordo con Ricardo Mella, ma abbiamo visto che se non potenziamo il nostro pensiero, la società imporrà il suo; così scegliamo un’opzione socio-politica indirizzata al rispetto dei ragazzie. Pretendiamo che i bambini e le bambine si formino in modo che possano vivere con i valori dell’anarchia, possano autodeterminarsi e creare nuove forme di trasformazione della società>>.

1 comentario

Carlos -

Vigorosa exposición, sin duda. Abro un enlace propio para hablar sobre didáctica y pedagogía.
Magnífica la expresión "el fuego de mis signos". ¿De quién es?
Dejo aquí una frase de Mª Zambrano: "`¿Qué son las cosas?´, suena todavía en nuestros oídos con ese aire de brusquedad y hasta de impaciencia, como si dijera: `basta de dioses y de historias, volvamos o empecemos a no saber´".